3/13/2005

Soledad Moliner investiga la raíz etimológica de lo más alto y lo más bajo

Marzo 8 de 2005

Soledad Moliner investiga la raíz etimológica de lo más alto y lo más bajo

¿Por qué los Andes se llaman así y por qué al trasero se le dice vulgarmente 'jopo'?

Nombres con altura

El nombre de nuestra cordillera de los Andes no viene de “andar”, por más que los nativos hayan pasado miles de horas caminando en las alturas. Conozco dos teorías sobre el origen del nombre que vale la pena referir. Una de ellas asegura que se trata de la variación de una palabra nativa de Perú que significaba “cobre” o, quizás, “metal” en general. El vocablo original adoptaba varias formas --anta, antas, antiyusa y antis-- para designar diferentes zonas o regiones. Los conquistadores españoles tomaron esos nombres que, poco a poco, se modificaron hasta terminar en los “Andes” que conocemos.

La segunda teoría, de menor peso, dice que es una corrupción de andenes, rellanos o terrazas, construidos por los incas en la cordillera con propósitos agrícolas. De cualquier manera, la primera vez que apareció registrado el nombre fue en las crónicas de Garcilaso de la Vega.

Aconcagua, el volcán extinguido de la Argentina que constituye el pico más alto de los Andes –7.021 metros se imponen--, es la mezcla de dos lenguas: el aymará, que aporta jancko (blanco) y el quechua, con cahuana (atalaya). La traducción, pues, sería más o menos la siguiente: gran torre nevada o, bien, mirador blanco.

Los Alpes, principal cadena montañosa de Europa, viene del celta alb, que significa alto. Albión (Gran Bretaña) y Albania comparten el mismo origen. Su punto más elevado es el Mont Blanc, que quiere decir, como es fácil deducir, monte blanco.

El Himalaya, la cordillera asiática ubicada al norte de la India, debe su nombre al sánscrito, en el que hima significa nieve, invierno o frío, y alay, casa, morada. Himalaya es, pues, “morada de las nieves”. Su pico más importante es el Everest, la mayor altura del globo, con 8.848 metros.

Y ya que lo menciono, el Everest, honra con su nombre a Sir George Everest (1790-1866), eminente matemático que emprendió importantes labores geodésicas en la India. El pico está situado en la frontera entre el Nepal y el Tíbet. Los tibetanos lo llamaban Chomolunga, que significa “dios de la madre tierra”. Como se ve, muchos de estos accidentes geográficos parecen bautizados por poetas.

¿Tienen rabo las lagartijas?

En el año 2000 el escritor español Juan Marsé publicó la novela Rabos de lagartija. Es una obra excelente. Pero, ¿puede decirse que las lagartijas tienen rabo? Hasta hace un tiempo, no. Cuando se trataba de un apéndice grueso y peludo, como el del perro o el gato, se designaba rabo; pero, si era pelado o escamoso, se le llamaba cola: la cola del pez, la cola del cocodrilo, la cola de la lagartija. En el caso del caballo, se distinguía entre el rabo –donde hay carne—y la cola propiamente tal, de puros pelos. Pero ahora son sinónimos, y por eso las lagartijas, que en siglo XVI no tenían rabo sino cola, ahora tienen lo que el autor prefiera.

Colofón sobre el mismo tema

Y, ya que estamos en este respetable lugar del cuerpo, los colombianos no podemos menos que sonreír cuando en el Cono Sur llaman al copete “jopo”. Para nosotros, jopo es una denominación vulgar del trasero. ¿Quién está equivocado? Ambos, y ninguno.

Ambos, porque la más aceptada ortografía del término es hopo, aunque el Diccionario advierte que “suele aspirarse la h” (y, así, aparece una acepción de jopo, con jota). Y ninguno, porque, desde hace siglos, el español tomó hopo del francés antiguo (hope, “copete”, pronunciado “op”); pero al mismo tiempo usó este término para nombrar el rabo peludo de ciertos animales. El equívoco, pues, siempre acecha en esta palabra y podría hacernos quedar como un copete.

Consejos al oído

* Cuatro de cada diez gemelos desarrollan un lenguaje propio que sólo entienden ellos dos. A este fenómeno se llama “criptofasia” o “idioglosia”. Consejo: no trate de descifrarlo. Casi todos ellos abandonan esta jeringonza hacia los seis años.

* Mucho cuidado al interpretar cifras en inglés. Para los ingleses, como para los hispano hablantes, un billón tiene un uno y doce ceros (Millón de millones). Pero para los norteamericanos, un billón solo tiene un uno y nueve ceros (Mil millones). Consejo: sepa bien el origen de la cita, aplique el sentido común y decídase a usar en español para el billón gringo (mil millones) la palabra millardo, aceptada desde 1995.

* Cuando hablamos de una agrupación mafiosa o que procura un monopolio, usamos una palabra procedente del alemán Kartell. Esta no tiene nada que ver con un afiche o aviso de tablero (“cartel”, aguda), y se pronuncia como grave (“cártel”). Consejo: aunque el Diccionario admite las dos acentuaciones, prefiera para estos casos cártel.

Por Soledad Moliner

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