11/25/2010

Pretensioso; Globalización; Helicotransportadas; Símbolos y abreviaturas

Una familia rara 
Quiero pedirle que me aclare si la escritura correcta es "pretencioso" o "pretensioso" y si debo escribir "pretenciosidad" o "pretensiosidad". Laura J. 
Estamos ante una familia léxica muy rara. Por razones etimológicas debería escribirse con "s", pues procede del latín praetensio/onis. Pero el español considera igualmente correctas a "pretensión" y "pretención" (aunque esta como venezolanismo) y a "pretencioso" y "pretensioso", con preferencia de las primeras formas. En cambio, no aparece "pretensiosidad" (que sería correcta por la ortografía latina) y sí "pretenciosidad". El español no solo es caprichoso a menudo, sino pretencioso -o pretensioso¿a veces. 


Globalización sin exagerar 
Me gustaría saber su opinión acerca del uso en nuestro idioma de términos como voucher, callcenter, tip, sale, sticker, counter, check in, airbag, etc. Es cierto lo referente a la aldea global, pero considero que nuestra lengua posee las palabras adecuadas para no utilizar anglicismos. Humberto Castaño Bello. 
Una deplorable campaña genérica de mercadeo y publicidad ha conseguido crear la impresión, en espíritus menores, de que es más valioso el inglés que el español. De allí que no falten quienes prefieren decir voucher que recibo o factura; callcenter, que centro telefónico; tip, que pista o dato; sale, que realización o rebajas; sticker, que calcomanía o pegatina; y check in, que inscripción o registro. Airbag es la única palabra de la lista que figura en el Diccionario de la Real Academia (DRAE). Pero no es más que una bolsa de choque o de seguridad. 




Tiempos de crisis 
Es frecuente que los portavoces militares se refieran a ciertos contingentes como "las tropas helicoportadas". ¿No sería mas adecuado "las tropas helicotransportadas" o quizás "las tropas helicóptero-transportadas"? Juan Salazar. 
En aras de la economía del lenguaje, muchos hablantes, no solo los militares, intentan unir varias palabras en una, como en el ejemplo que usted propone. También optan por formar acrónimos que suenan menos duros que sus componentes. Es lo que ocurre con el horrible invento colombiano de llamar bacrim a las bandas criminales. De los verbos compuestos que usted cita, ninguno figura en el DRAE. Pero el Diccionario de Seco, Andrés y Ramos, que es de uso, registra "helitransportar" y el de María Moliner acoge "heliotransportado". Me parece inevitable que estos ahorros ocurran. 




Símbolos y abreviaturas 
Me gustaría saber sobre la aceptación o corrección gramatical del plural de las siguientes abreviaturas o siglas: metros (¿mts.?), kilómetros (¿kmts.?), hectáreas (¿has.?), nal.(¿ nales.?), etc. Gonzalo Ricardo. Bogotá. 
En este tema no es fácil abreviar, pero intentaré ser clara y concisa. Lo primero que hay que entender es que los símbolos de las unidades de medida son diferentes a las abreviaturas. Todos los ejemplos que usted cita, salvo "nal.", son unidades de medida. En estos casos el plural es invariable: un km o tres km. Y no se emplea punto al final: m, km, ha. La situación de "nal." es distinta, puesto que se trata de una abreviatura; es decir, de la representación gráfica reducida de una palabra. Las abreviaturas se forman por truncamiento (eliminación de las últimas letras) o por contracción (uso de las letras más representativas). En la primera circunstancia el plural se forma añadiendo -s al final: pág., págs. Hay, cómo no, una excepción: el plural de cent (centavo o centésimo) y cént (céntimo) es cts. Si la abreviatura es una sola letra, esta se duplica: s. y ss. (siguientes), EE.UU. (Estados Unidos). Y en la segunda circunstancia, hay que emplear las normas generales del plural. Se agrega -s o -es según lo que se necesite: deptos. es el plural de depto. (departamento) y -¡por fin respondo a su pregunta!- nales. es el plural de nal. (nacionales y nacional respectivamente). Hay, como seguramente los lectores se temen, una excepción: el plural de Ud. (usted) es Uds. Por último me gustaría agregar que todas las abreviaturas (no los símbolos) terminan con un punto, llamado punto abreviativo. Y yo acabo aquí con un punto final. 




Premios literarios 
Los escritores colombianos Antonio Ungar y Darío Jaramillo recibieron en estos días distinciones literarias internacionales. Ungar (1974) ganó el XXVIII Premio Herralde de Novela, con 'Tres ataúdes blancos'. El jurado estuvo integrado por Salvador Clotas, Marcos Giralt Torrente, Luis Magrinyà, Vicente Molina Foix y el editor Jorge Herralde. Ungar colabora con medios colombianos, holandeses y estadounidenses. Obtuvo el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar en 2005. Ha publicado cuentos en 25 antologías; en 2009 fueron reunidos en 'Trece circos y otros cuentos comunes'. Otras obras son 'Zanahorias voladas' y 'Las orejas del lobo', finalista del premio Courrier Internacional como mejor libro extranjero publicado en Francia en 2008. Darío Jaramillo ganó el Premio de Novela Corta José María de Pereda, con 'Historia de Simona', según anuncio del consejero de Cultura del Gobierno autónomo de Cantabria (norte de España), Javier López Marcano. Jaramillo ha publicado en poesía 'Historias', 'Tratado de retórica', 'Poemas de amor', 'Del ojo a la lengua', 'Gatos', y en prosa 'La muerte de Alec', 'Cartas cruzadas', 'Memorias de un hombre feliz', 'La voz interior'. Estafeta Nobeles El galardonado Mario Vargas Llosa, cambió 'La fiesta del chivo', por la fiesta del Nobel 2010, esperado por años. Curiosamente en 1964, el francés Jean Paul Sartre, el Nobel sin Nobel, autor de 'La náusea', 'La puta respetuosa', -entre otras- lo rechazó, porque no quería ser "institucionalizado por el Oeste o por el Este", aduciendo tintes políticos y rechazando a su vez 200 mil coronas. En Colombia, y sin ningún temor podríamos postular a la académica de la Lengua, Dora Castellanos, primera mujer miembro de número, quien reúne todas las campanillas literarias, para alzarse con el máximo premio. Bien por LECTURAS al reproducir el primer capítulo de 'El sueño del celta', nueva novela del Nobel peruano. Helena Manrique Romero, Bogotá. Por Soledad Moliner.

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